En nuestra comunidad educativa, creemos en el poder transformador de la lectura. Por ello,
cada tarde, todas las aulas hacen una pausa para vivir un momento muy especial llamado:
DEAR (Drop Everything And Read). Este espacio no es solo una invitación a sumergirse en
el mundo de los libros, sino también una oportunidad para detenernos, conectar con las
palabras y dejarnos inspirar por ellas.
Durante estos espacios, cada salón se transforma. Algunos estudiantes toman un libro de
su elección, mientras que otros escuchan una lectura en voz alta guiada por el/la docente.
Se generan silencios atentos, sonrisas compartidas y conversaciones espontáneas sobre lo
que se ha leído. Es un tiempo breve, pero significativo, que fortalece el vínculo con los libros
y nos recuerda que la lectura también puede ser un acto de disfrute, comunidad y
descubrimiento.
En primer grado, donde la mayoría de estudiantes aún no lee de forma autónoma, DEAR se
vive de una manera particularmente rica. La maestra lee cuentos en voz alta, guiando la
atención de los niños hacia los personajes y las emociones que despierta la historia. Luego
de la lectura, se abre un espacio para conversar, hacer preguntas, compartir ideas y
reflexionar sobre lo escuchado.
Lo más bonito ha sido ver cómo, poco a poco, este momento se ha convertido en una
chispa de inspiración. Muchos estudiantes han empezado a crear sus propias historias,
algunas acompañadas de dibujos y otras narradas oralmente con gran entusiasmo. Sus
cuentos tienen personajes fantásticos, situaciones graciosas o aventuras cotidianas. Lo
importante no es la corrección formal, sino la libertad para imaginar, inventar y expresarse.
Este despertar creativo es una muestra clara de cómo la lectura no solo alimenta la mente,
sino que enciende la chispa de la creación. Los estudiantes comprenden que, así como
ellos disfrutan de los libros escritos por otros, ellos también tienen algo valioso que contar. Y
lo más bonito de todo es ver cómo lo hacen con orgullo, compartiendo sus escritos en clase
o leyendo en voz alta lo que han creado, imitando muchas veces las estructuras, temas o
personajes que los han inspirado.
Como docentes, celebrar estos logros es parte fundamental de nuestro rol, ya que así les
demostramos a nuestros estudiantes que sus voces son importantes, que lo que escriben
tiene un lugar en el mundo y que todos tenemos algo que contar.
En definitiva, el espacio DEAR nos está enseñando que leer no solo nos lleva a otros
mundos, sino que también nos impulsa a construir los nuestros. Y en primer grado, este
viaje recién comienza.