Brunella Villar – Coordinadora de Early Years

En los primeros años de escolaridad, la estructura y la consistencia son esenciales para que los estudiantes se sientan seguros y participen activamente en su aprendizaje. Estas bases les permiten comprender mejor su entorno y anticipar lo que sucederá a lo largo del día. Una de las estrategias más efectivas para lograrlo es el uso de rutinas visuales, que brindan un marco claro y predecible. En Nordic International School, damos inicio a la jornada con un círculo de conversación donde se revisa la agenda diaria con apoyo de imágenes, dibujos o fotos. Esta práctica no solo ayuda a establecer un ambiente de confianza y orden, sino que también fomenta el desarrollo del lenguaje, la escucha activa y la participación.

Esta revisión diaria se convierte en una herramienta clave para que los estudiantes comprendan la secuencia de eventos y asuman un rol activo en su aprendizaje. Ver representadas sus rutinas en tarjetas, pictogramas o incluso dibujos creados por ellos mismos les permite interiorizar el concepto de organización. En Early Years, estos recursos se han adaptado a las necesidades del aula incorporando fotos de los propios estudiantes y registros visuales donde ellos pueden marcar con “checks” las actividades realizadas. Además, este espacio permite que la estructura conviva con la espontaneidad. Un claro ejemplo ocurrió en Kinder, cuando los niños, en el marco del Día del Síndrome de Down, se saludaron con los pies en la mañana, integrando esta experiencia en su rutina de una manera significativa y creativa.

El impacto de estas rutinas visuales va más allá de la organización diaria. Al brindar un soporte concreto y tangible, facilitan las transiciones entre actividades, reducen la ansiedad ante lo desconocido y refuerzan la autonomía de cada estudiante. Asimismo, este espacio de conversación se vincula con nuestra plataforma de trabajo socioemocional See the Good. En una de estas sesiones, los estudiantes de Pre Kinder reflexionaron sobre la amabilidad, expresando ideas como “cuidar a los amigos”, “pedir perdón” y “cuidar nuestro cuerpo”, las cuales fueron registradas por la maestra, dándoles un lugar de importancia dentro del aula.
En Primer Grado, mientras se hablaba sobre la empatía, surgió espontáneamente la idea de dramatizar una escena para afianzar la comprensión. La maestra y un estudiante improvisaron un breve diálogo mientras el resto de los niños observaba y reflexionaba sobre lo representado.

En nuestro colegio, valoramos estos espacios como oportunidades de aprendizaje en las que los niños lideran las conversaciones, comparten sus conocimientos previos, hacen preguntas y expresan sus opiniones, mientras que el docente actúa como guía. Creemos en la autenticidad del proceso y en la riqueza de cada aula como un universo único, construido por quienes realmente le dan vida: nuestros estudiantes. Implementar estrategias como las rutinas visuales fortalece no solo el desarrollo cognitivo, sino también el crecimiento socioemocional, sentando las bases para un aprendizaje significativo y enriquecedor.