El proceso de evaluación en la educación tradicionalmente ocasionaba tensión y ansiedad en los estudiantes, ya que era unilateral y basado en criterios arbitrarios. Mediante este, los docentes calificaban el rendimiento de los estudiantes a través de pruebas estandarizadas que priorizaban el conocimiento sin considerar sus intereses, procesos de aprendizaje ni emociones.
Particularmente, recuerdo que en mis días escolares se publicaban en vitrinas los resultados de pruebas estandarizadas donde los estudiantes podían ver cómo estaban rankeados respecto de los demás. Ello generaba mayor ansiedad y temor de salir mal calificado, afectando la autoestima de los estudiantes.
Actualmente, la evaluación es parte del proceso formativo de los estudiantes y se realiza de manera continua, considerando, no sólo su rendimiento, sino también su estado emocional y bienestar general. Además, se despliega a través de retroalimentación positiva en un contexto de confianza donde el estudiante es el protagonista, no el maestro. Se busca generar puntos en común, y acuerdos de mejora para el futuro que, además de cumplir con el currículo nacional que establece niveles de competencia básicas por etapa escolar, estén conectados con los intereses y motivaciones de los estudiantes.
En Nordic International School promovemos un proceso de evaluación constante integral que prioriza el estado emocional de nuestros estudiantes en el diseño de sus metas y objetivos de aprendizaje. Además, incorpora la recopilación de información de una amplia gama de fuentes directas como el estudiante y docentes formadores, y de fuentes indirectas como portafolios, listas de verificación (checklists), presentación de trabajos, registros diarios, productos recurrentes, pruebas de lápiz y papel, observaciones, y otras formas de evaluación que arrojan luz sobre el proceso de aprendizaje del estudiante.
Gestionar el cambio y mejora de los aprendizajes exige que los resultados obtenidos de la evaluación sean utilizados para brindar retroalimentación al estudiante, no solo con la finalidad de emitir un juicio valorativo sobre desempeños pasados, sino, sobre todo, para diseñar acciones y tomar medidas que permitan cerrar la brecha entre los aprendizajes esperados y el desempeño real evidenciado en la evaluación. El objetivo es que todo estudiante, a partir de la evaluación, pueda sentirse motivado a seguir progresando.
Dicha evaluación debe ser recurrente de modo que se inculque un proceso reflexivo constante en los estudiantes, y se abra un diálogo permanente de confianza entre ellos y sus docentes formadores para conseguir mejores resultados. Asimismo, debe contener compromisos y acciones concretas de mejora que puedan ser verificables por el maestro.
Actualmente estamos cerrando el primer trimestre del año escolar 2025 con nuestro Student Achievement Day, un espacio de evaluación formativa que busca reunir los principios de evaluación mencionados. Este encuentro se da exclusivamente con los tutores de cada grupo, ya que son quienes acompañan a los estudiantes de manera integral, velando por su bienestar emocional y progreso académico.
En este espacio participan también los padres de familia ya que son agentes fundamentales en el proceso educativo de nuestros estudiantes y se busca que ellos puedan ser testigos de los compromisos asumidos por sus hijos para su desarrollo formativo, de modo de que puedan acompañarlos y darles seguimiento en casa.
Nuestra prioridad es asegurar que cada estudiante tenga espacios de diálogo y celebración por los logros obtenidos, así como involucrar a los padres de familia en el proceso formativo.