Por Brunella Villar – Coordinadora de Early Years
En un mundo cada vez más digitalizado, los espacios de encuentro físico entre estudiantes son cruciales para fortalecer el sentido de comunidad. Uno de los medios más efectivos para lograr esta conexión es el juego espontáneo, un lenguaje universal que trasciende edades y fomenta nuestros valores como, los de nuestra Institución, la autonomía, confianza, colaboración, empatía y aprendizaje permanente. Durante estas últimas semanas hemos observado cómo estos valores cobran vida cuando los estudiantes se organizan y disfrutan de momentos de juego, siendo el “fútbol de mano” una de las actividades más populares durante los recreos.
El juego no solo es una actividad recreativa, es una herramienta pedagógica fundamental que, “apoya el desarrollo intelectual, social, emocional y físico de los estudiantes, al tiempo que promueve la colaboración, el pensamiento crítico y la creatividad”. En este caso, este nuevo atractivo ha demostrado ser un espacio donde los estudiantes están aprendiendo a compartir acuerdos, organizarse y negociar roles. Este tipo de actividades no solo refuerzan habilidades sociales esenciales, sino que también alimentan un sentido de pertenencia y disfrute colectivo. Las imágenes capturadas durante los recreos son una prueba tangible del disfrute en su máxima expresión, donde se observa a algunos estudiantes de primer, tercero y quinto grado sumergidos en risas. La concentración fue constante, ya que se mantuvieron atentos al tiempo para alcanzar sus metas antes de que sonara la campana. Los espectadores también disfrutaron del partido, y al concluir el tiempo, todos se despidieron con un cálido “¡Mañana la seguimos!”Estas experiencias refuerzan el valor del juego en la construcción de nuestra comunidad escolar unida y colaborativa.