Por Drago Kisic – Promotor educativo

La mentalidad de crecimiento es una competencia imprescindible para el crecimiento personal y profesional. Nos permite incorporar nuevos aprendizajes y herramientas a lo largo de nuestra vida para perfeccionarnos y lograr alcanzar nuestras metas. 

Para poder desarrollar esta competencia adecuadamente, debemos considerar lo siguiente:

  • Es importante asumir la responsabilidad de nuestros resultados y reflexionar sobre qué hicimos bien y en qué podemos mejorar. Para ello, debemos ser reflexivos, así como compasivos con nosotros mismos cuando no obtenemos los resultados deseados. Poner la responsabilidad fuera de nosotros es una práctica común para evadir situaciones incómodas en las que debemos asumir decepciones, las cuales son necesarias durante el proceso. 
  • En segundo lugar, debemos encontrar la motivación intrínseca para poder embarcarnos en este proceso, ver el propósito que nos moviliza y proponernos mejoras que estén alineadas a este propósito. La motivación extrínseca no es suficiente para proponernos grandes cambios, ya que es un estímulo que no nos da un sentido de realización. 
  • En tercer lugar, es necesario desafiar algunos “enemigos del aprendizaje” que constituyen creencias irracionales que obstaculizan nuestro proceso. Algunas de las más comunes pueden aparecer como excusas tales como “no tengo tiempo”, “no soy capaz”, “no estoy en edad para aprender”, “ya lo sé todo”, “me va a salir caro”, etc. Estos enemigos pueden aparecer también como temores a enfrentar un proceso desconocido que nos va a generar emociones incómodas y que no deseamos enfrentar. Es por ello que para afrontar nuestras propias creencias y temores debemos ser valientes y estar dispuestos a salir de nuestra zona de “confort”, que es aquella en donde habitamos en estado de “piloto automático” y nos cierra posibilidades de aprendizaje.
  • Finalmente, es importante contar con una red de soporte constituida por personas de confianza que nos asista durante el proceso, y a la que podamos comunicar nuestras inseguridades y emociones de manera proactiva. Ello nos permitirá combatir algunos de los enemigos del aprendizaje presentes, así como intercambiar ideas, y encontrar estrategias y soluciones creativas para enfrentar nuestros retos. 

Una vez que adoptamos una mentalidad de crecimiento, nos abrimos a posibilidades ilimitadas de aprendizaje a través de un proceso que tiene ritmos y tiempos distintos para cada individuo. Salir de nuestra zona de confort es un proceso gradual y para ello debemos incrementar el nivel de exigencia de nuestras metas paulatinamente para lograr mantener un nivel de motivación optima, es decir, mantenernos en la “zona de desarrollo próximo”.