Vanessa Aldoradin – Coordinadora de primaria

En nuestro colegio, el compromiso con la comunidad no es solo un valor abstracto, sino una
práctica cotidiana que se manifiesta a través de proyectos pensados desde los intereses y las
inquietudes de los estudiantes. Estos proyectos, más allá de responder a los temas
académicos, buscan ofrecer soluciones a problemáticas cercanas, tanto dentro del colegio
como en nuestro entorno.
Uno de los ejemplos más significativos de este enfoque es el proyecto desarrollado por los
estudiantes de 3er grado, quienes, tras aprender sobre los ecosistemas y la importancia del
cuidado del medio ambiente, se involucraron en una serie de investigaciones y actividades para
aplicar sus conocimientos. Durante una visita a diferentes espacios de la escuela, los
estudiantes identificaron que nuestra comunidad está formada por una serie de factores
interconectados: las plantas, los animales, los estudiantes, el personal de la escuela y la
comunidad en general. A partir de esta observación, comprendieron que todos estos elementos
forman un ecosistema que depende del respeto y la interdependencia mutua.
Este entendimiento los motivó a apropiarse de diversas problemáticas locales y a buscar
soluciones a través de trabajo en equipo y creatividad. Uno de los grupos de estudiantes, al
observar las interacciones entre compañeros en los recreos, notó la falta de suficiente
señalización sobre el uso adecuado de los tachos de basura. Conscientes de la importancia de
la limpieza y el orden, decidieron investigar cómo podrían incentivar a sus compañeros a usar
los contenedores adecuados. Para ello, propusieron colocar nuevos tachos de basura y
diseñaron una campaña para llamar la atención sobre la importancia de mantener el entorno
limpio.
Otro grupo, centrado en el cuidado de las plantas de la escuela, observó que algunas no
crecían adecuadamente. Tras investigar las variables que podrían influir en su crecimiento,
como la exposición al viento y la sombra, decidieron realizar experimentos para proteger
algunas plantas de estos factores. En su investigación, descubrieron que la sombra mejoraba
el crecimiento de algunas especies, y decidieron compartir sus conclusiones con toda la
comunidad escolar para continuar con la mejora de este espacio.
Un tercer grupo de estudiantes, preocupados por el bienestar de los animales nuestra, se
dieron cuenta de que el ruido excesivo afectaba a los animales. Para abordar este problema,
crearon un medidor de sonido casero y presentaron sus hallazgos a la comunidad. Su objetivo
fue sensibilizar a los demás sobre la contaminación sonora y respetar el ambiente de los
animales, quienes, aunque no tienen voz, son parte integral de nuestra comunidad y merecen
ser tratados con empatía y respeto.

Adicionalmente, algunos estudiantes observaron un problema en la playa Venecia, el espacio
que se encuentra frente a nuestra escuela y por donde muchos estudiantes transitan. Notaron
que la entrada estaba llena de basura dejada por transeúntes, lo cual afectaba tanto la estética
como la salud del entorno. En respuesta, decidieron crear un tacho de basura reciclado
utilizando llantas viejas y lo colocaron en la entrada del estacionamiento para que las personas
pudieran disponer de la basura de manera responsable. 
Por último, un grupo de estudiantes, al notar la falta de juegos en el patio de primaria, se
propuso crear nuevos espacios de recreación. Utilizando madera reciclada de muebles en
desuso, diseñaron un “juego mundo” que fomentara la interacción y el juego al aire libre,
atendiendo así a una necesidad concreta de los estudiantes.
A través de este proyecto, nuestros estudiantes no solo encontraron soluciones creativas a
problemas reales de la comunidad, sino que también aprendieron la importancia de trabajar en
equipo, tomar decisiones basadas en el respeto por el medio ambiente y asumir
responsabilidades como ciudadanos comprometidos. 
Este enfoque educativo nos permite cumplir con el perfil de estudiantes que deseamos formar:
ciudadanos responsables y conscientes, capaces de utilizar su juicio crítico para abordar
desafíos locales de manera sostenible. Los estudiantes no solo aprenden conceptos
académicos, sino que desarrollan habilidades para ser agentes de cambio en su comunidad,
promoviendo la armonía entre todos los seres que la habitan y respetando los recursos
naturales que compartimos.